Barcelona-Girona 103

“Bueno… no pinta nada mal el cambio.”

Así comenzaría un fin de semana en el que sus planes iniciales habían sido anulados al cambiar de residencia.  Todo organizado y dirección Barcelona  Recogida de dorsales en La Eroica Caffè, allí ya se palpaba un muy buen ambiente y mucho ciclismo, ciclismo y cerveza, así que unas risas, cenar y al hotel.  Una vez preparadas las bicis, los dorsales, que comprobamos la ruta en el Garmin,  ya estaba todo preparado para ¡la gran aventura!

En la Barcelona-Girona 103 hay tres recorridos ydesde las 7 de la mañanapuedes salir para completarlos. Al haber elegido el recorrido corto: los 103 km. que unen Barcelona con Girona, la salida eraa las 9:15.


Tras el desayuno nos dirigimos hasta el punto de salida, un paseo por un carril bici al lado del río Bessós.

El cielo está oscuro y la mañana es fresca, 5km separaban el hotel de la salida y, apenas habían

pasado 2 km.,

unas frescas gotas sobre mí me producían unos ligeros escalofríos.

Miro a Clara y le digo sonriendo: “Si llueve me vuelvo al hotel”  a lo que ella me responde:

“¡tú debes de ser gafe!”, nos reímos y seguimos.

 

Al ver unas cuantas bicis de gravel, damos por sentado que van al mismo sitio que nosotras, nos quedamos detrás y les seguimos. 

Así fue, allí estaba la carpa de salida.

«Empieza La Aventura»

Tras intercambiar algunas palabras con los participantes, nos ponemos en marcha, nos quedamos con un grupito donde, enseguida, empezamos una amena charla, de dónde somos, qué hacemos… bla… bla…

Un giro aquí, otro allí, entrada en un camino y el Garmin nos avisa; ¡ehh, no! ¡Por aquí no!,

y en ese momento nos dimos cuenta que lo mejor era seguir juntos para evitar perderse.

 

Nos metemos de lleno en puro terreno gravelero, entre árboles y paralelo al Río Bessós, que asoma de vez en cuando.

Es precioso todo lo que se ve y, entre risas, esta extraña mañana, sigue avanzando.

 

Empieza a caer un poco de fina lluvia, el sol apenas se deja ver y eso hace que no haya un calor excesivo, la temperatura es cómoda y perfecta para una auténtica mañana de gravel.

Seguimos dirección Sant Celoni, mientras disfrutamos de un auténtico cocktail para los sentidos, tramos que parecen sacados de un cuento, el contraste de colores en las hojas que todavía se mantienen en las ramas y las ya caídas convierten la senda en un paisaje idílico que nos deja un muy buen sabor de boca.

 

 

El ritmo ideal para disfrutar, promete ser una gran mañana.

 

Cada vez nos encontramos más cómodos y dispuestos a llegar a Girona juntos.

 

Llegamos al avituallamiento que estaba en Sant Celoni. Firmamos y a reponer, en la terraza del bar mucho ciclista tomándose la cosas con clama, disfrutando de un buen bocadillo; nosotros comemos algo de fruta y frutos secos, un café y a seguir…

 

Nos vamos encontrando con más gente y algunos hasta se unen a nuestra grupeta.

 

Y así seguimos disfrutando mucho del paisaje y del ambiente. De nuevo, vemos agua, esta vez las vistas son del Río Mogent y después del Río Tordera, así de río en río y todo, con un gran ambiente.

 

Por fin llegamos a Girona, allí en la parte alta, estaba la meta.

Así que tocó meterlo todo y para allí que fuimos. Nos metimos por una calle que desembocaba en unas escaleras y nos tocó cargar la bici al hombro y subir ” a pata” y  riendo por habernos equivocado en la parte final. Allí nos esperaban con una gran comida.

Mientras comíamos, veíamos llegar al resto de participantes emocionados y contando las aventuras del día.

Cada día estoy mas enamorada de todo lo que rodea a esta modalidadde las dosruedas, de la que cada día aprendo algo nuevo y tantas alegrías me da.

Si todavía no has probado una bicicleta de gravel,

¿a qué esperas?