Hoy quiero presentaros a Marta, una nueva “Mujer Ciclista”

“Me llamo Marta y soy Mujer Ciclista”.

Así se nos presenta esta gran mujer de la sonrisa perpetua, y es que Marta es pura felicidad, no importa lo que le propongas que siempre te dice que si, pues ella nos lo cuenta así…

“Bueno en realidad todavía en proceso, pero se me llena la boca con esta frase”

Y es que ¿quién me iba a decir a mí hace 4 meses que me iba a enamorar así de mi amiga de dos ruedas? Pues si, yo que siempre me he dedicado a correr, en pista, por asfalto, por montaña, compitiendo donde me echasen y en todo tipo de distancias. De pronto, descubro un nuevo deporte que me abre multitud de posibilidades y nuevas experiencias, que me permite mejorar mi rendimiento dándole un descanso a mis articulaciones y que además, me permite descubrir rutas y paisajes maravillosos haciendo nuevos amigos.

Cuatro mesecitos llevo ya con mi bici gracias a mi amiga Lorena Isasi, quien desde el primer momento estaba convencida de que el ciclismo me iba a encantar y tenía que probarlo. Así que llegó el verano y en vacaciones alquilamos una bici para poder rodar con ella. He de reconocer que iba un poco cagada. Supongo que es lógico cuando te enfrentas a algo que desconoces.

“No sabía ni coger el bidón para beber agua ni mantenerme recta”

Imaginaos que paciencia Lore, aún así y, con caída de estreno incluida, he de decir que “¡me encantó!”  Es más, según terminamos y guardamos las bicis, le pregunté a mi amiga que cuándo me acompañaba a comprar la mía.
Tras comparar diferentes modelos y grupos, me decidí por mi pequeña, ya con los ojos puestos en mi primera marcha ese mismo domingo, la Rapha Women. Una vez más, le tocó a Lore sacarme el sábado previo para enseñarme a beber en marcha y jugar con los cambios.

Sonó la alarma la mañana del domingo y amanecí con un ligero hormigueo de nervios en el estómago. Pero nada, fue empezar a dar pedales y de nuevo, una pasada las sensaciones… la brisa en la cara, las sonrisas de las chicas que me acompañaban, la velocidad en las bajadas, el esfuerzo en las subidas y mis ansias de querer aprender lo más rápido posible.

Primera marcha cicloturista superada y FELIZ con mis 50 kilometritos recorriendo la Cabrera y el puerto del Atazar, admirando enormemente a todas las mujeres que llegaban del recorrido largo después de sus 100 kilómetros, que en ese momento me parecía toda una hazaña.

Una semana más tarde, con la motivación desbordándome, me plantaba con un amigo en Ávila completando una ruta de más de 200 kilómetros, saliendo a primera horita de la mañana y volviendo con la puesta de sol por el puerto de los Leones. El día entero encima de la bici como quien dice, con el culillo dolorido y las piernas echando humo, pero con una sonrisa de oreja a oreja y plena satisfacción de mi reto personal.

Ese día me di cuenta que este nuevo deporte en el que me acababa de iniciar era tremendamente agradecido con el entrenamiento y que mi margen de mejora iba a tener el límite que yo quisiese ponerle. Es cierto que a veces soy un tanto idealista y me falta poner los pies en el suelo, pero de momento me propongo grandes retos que me hagan sacar lo mejor de mí y ver hasta donde puedo llegar.

Un ejemplo ha sido la Gran Fondo de San Sebastián de principios de este mes, que fue un torbellino de emociones, la adrenalina, el lactato por las nubes en los momentos que tocaba apretar dientes y la inmensa felicidad al traspasar la meta…

Y lo mejor de todo esto, es que no ha hecho nada más que empezar, que me quedan mil aventuras por vivir y millones de puertos que conquistar.

Gracias infinitas a mi amiga y maestra Lorena, por descubrirme esta pasión, por creer en mí y por enseñarme un nuevo estilo de vida. El estilo de las mujeres que luchan con sus pedaladas, que tiran unas de otras para llegar todas juntas y que disfrutan de este maravilloso deporte rompiendo barreras físicas, psicológicas e ideológicas.

Y sí, me llamo Marta y soy mujer ciclista.

¿QUE ES SER MUJER CICLISTA PARA TI? 

Ser mujer ciclista significa contribuir de alguna manera a acabar con esos estereotipos que subestiman nuestras capacidades deportivas. Es evidente que existen diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres y eso condiciona el rendimiento, pero el esfuerzo de superación, la persistencia en cada entrenamiento, la lucha por cumplir los objetivos propuestos, el compañerismo en cada salida.

Estos realmente son los valores y principios del deporte, que deben mover a todas las personas, independientemente de su sexo.

Y, por supuesto, ser mujer ciclista, significa tener un medio de evasión con el que dejar apartadas todas las preocupaciones de la vida diaria y respirar pedalada tras pedalada la increíble libertad que una llega a sentir encima de su bici.

 

??‍♀️❤️ YO SOY MUJER CICLISTA ❤️??‍♀️

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