
LA LEYENDA DEL CARIBE 2024
20/03/2025
ENTRENAMIENTO DE FUERZA PARA MUJERES CICLISTAS
23/03/2025UNA AVENTURA ENTRE GIGANTES
Un año más, las comunidades Mujeres en Bici y Ser Mujer Ciclista unimos fuerzas para vivir una experiencia única: recorrer los míticos puertos alpinos mientras seguimos de cerca el Tour de Francia Femenino.
Del 10 al 18 de agosto, nuestro campamento en La Chambre se convirtió en el epicentro del ciclismo femenino. Fueron días de pura pasión por la bicicleta, compañerismo, retos y aprendizaje.
Además del ciclismo, las tardes fueron momentos de compartir experiencias, aprender y relajarnos. Compex se unió al campamento con material de recuperación: botas de presoterapia y electroestimuladores, que nos ayudaron a estar a punto para cada etapa. Lorena Isasi nos dio una charla sobre la importancia de la recuperación y cómo utilizar esta tecnología.
NDL nos proporcionó geles, isotónico y recuperador para las rutas, y también aprendimos sobre suplementos deportivos. MigouBCN nos equipó con crema antirozaduras, crema reparadora y recovery, asegurando que todas volviéramos a casa sin rozaduras. Y Masinmune nos ofreció espirulina y chlorella, destacando sus beneficios para la mujer y el deporte.
Fue una semana intensa y llena de emociones. Aquí, nuestro resumen día a día:
Día 1: Bienvenida y preparativos en La Chambre
El 10 de agosto llegamos al corazón del Valle de Maurienne, rodeadas de cimas imponentes y con la ilusión de lo que estaba por venir. Entre organizarnos en las casitas, ajustes de bicis, presentaciones y muchas risas, cena y entrega del welcome pack, briefing y a descansar para comentar una semana inolvidable.
Día 2: Estreno en el Col de la Madeleine
Nuestra primera etapa nos llevó al Col de la Madeleine (111 km y 1940 m D+). Como daban lluvias, modificamos el plan y subimos por otra vertiente, haciendo paradas para reubicarnos.
La ascensión por su cara norte nos dejó sin palabras. El paisaje alpino, con sus verdes praderas y riachuelos, nos recordaba por qué este puerto es historia del Tour. Cada una subió a su ritmo, pero siempre formando pequeños grupos para no rodar solas.
La cima fue una fiesta de emoción y esfuerzo compartido. La bajada por la vertiente sur nos dejó con una sonrisa y con ganas de más.
Día 3: Glandon y Croix de Fer, una lección de superación
La segunda etapa (67 km y 1850 m D+) nos llevó a encadenar dos colosos: el Col du Glandon y el Col de la Croix de Fer.
Salimos con energía, pero a mitad de la ascensión al Glandon, las nubes nos alcanzaron y en pocos minutos nos vimos inmersas en un aguacero. El agua corría por la carretera y la temperatura bajó en picado. No quedó más remedio que darnos la vuelta y descender con precaución, empapadas pero con una sonrisa. Rodar bajo la lluvia hasta casa fue toda una aventura, de esas que parecen sacadas de una clásica ciclista. Aunque no coronamos, la sensación de lucha y equipo nos dejó con ganas de revancha.
Por la tarde, lejos de rendirnos, algunas decidimos intentarlo de nuevo y conquistamos el Glandon en el segundo asalto, disfrutando de la montaña en su esplendor. Otras optaron por una alternativa diferente: una preciosa ruta de senderismo hasta la Croix de Fer, explorando el entorno a pie. Porque en los Alpes, siempre hay una forma de disfrutar la montaña.
Día 4: Télégraphe y Galibier, el desafío épico
El tercer gran día de montaña nos llevó a conquistar dos puertos legendarios: el Col du Télégraphe y el Col du Galibier (120 km y 2690 m D+).
El Col du Télégraphe (1566 m) nos recibió con sus 12 km de ascensión y una pendiente media del 7%. Rodeadas de bosques, las primeras curvas fueron duras, pero al alcanzar la cima, la vista del Valle de Maurienne nos dio un respiro antes del gran desafío.
El Col du Galibier (2642 m) es historia pura del ciclismo. 17,6 km de ascenso, rampas al 9% en los últimos kilómetros y un paisaje que parecía sacado de otro planeta.
El esfuerzo fue tremendo, pero al coronar, la recompensa fue indescriptible: las montañas infinitas, los glaciares a lo lejos y un cielo azul que nos hacía sentir que tocábamos el techo de los Alpes.
Un día de superación y felicidad absoluta.
Día 5: Descanso, sol y aguas cristalinas en el Lago Annecy
Después de tanta montaña, nos esperaba un día de recuperación activa (51 km y 400 m D+).
Bordeamos el Lago Annecy, un paraíso de aguas cristalinas rodeado de montañas. Comimos con vistas al lago y disfrutamos de un baño bajo el sol, relajándonos antes de regresar a la casa.
El descanso perfecto antes de la recta final del campamento.
Día 6: Cambio de planes y una ascensión espectacular
El clima nos obligó a modificar la ruta, pero en los Alpes, siempre hay un puerto esperando ser descubierto.
En lugar de la ruta original, ascendimos el Col de Chaussy, famoso por sus impresionantes «Zetas», una serie de curvas cerradas talladas en la roca que nos hicieron sentir en una postal.
Para nuestra suerte, coincidimos con un triatlón, lo que hizo que la carretera estuviera libre de tráfico. Subir mientras animábamos a los triatletas nos hizo la ascensión aún más entretenida.
La montaña nos enseñó que los planes pueden cambiar, pero la aventura nunca se detiene.
Día 7: Tour de Francia Femenino en el Col de la Madeleine
El gran día llegó con cambios. La lluvia nos impidió ascender la Alpe d’Huez, pero encontramos un plan igual de emocionante: vivir la etapa del Tour en el Col de la Madeleine.
Ver en directo a las mejores ciclistas del mundo luchando en la montaña fue simplemente inspirador. Aplaudimos, animamos y sentimos esa energía especial que solo el ciclismo femenino puede transmitir.
Despedida: más que un campamento, una familia sobre ruedas
El 18 de agosto cerramos una semana de emociones intensas. Pero más que kilómetros, nos llevamos recuerdos imborrables, aprendizajes y amistades.
Cada tarde compartimos charlas, cenas juntas y risas infinitas, pero la última noche fue especial. La cena en la casita sobre el césped, con velas y el sonido de la montaña de fondo, fue la manera perfecta de cerrar la aventura. Entre brindis, anécdotas y planes para el futuro, quedó claro que este campamento no solo fue una prueba física, sino una celebración de lo que significa ser ciclista y compartir la pasión por la bicicleta.



